jueves, 17 de noviembre de 2011

El Iluso se muda.

Una nueva imagen, nueva interface, pero el mismo feeling de antes. 

Este blog se ha cambiado de dirección a: www.queiluso.hadzich.com


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Pronto saldrá una nueva entrada que estoy preparando. 
Muchas gracias a todos los seguidores y gracias a Pietro Hadzich por la asesoría en la programación y diseño.
Saludos y no pierdan la Ilusión en éste Blog.

domingo, 28 de agosto de 2011

La historia detrás de una historia.


Hoy descubrí el poder de una historia.

Hoy me puse a pensar en qué tanto afecta la historia de las personas en la idea que uno tiene acerca de ellos, me puse a pensar en la historia de los productos que adquirimos cada día, me puse a pensar en mi historia y en el valor que imprime un cuento en cualquier cosa.

Es increíble cuando uno se pone a analizar el valor que una historia transmite sobre algo o alguien. La historia de una persona y cómo llego hasta ahi puede cambiar totalmente la manera de que uno se siente hacia ella. Puede transformar en cuestión de segundos un sentimiento de envidia a un sentimiento de admiración profunda. Puede transformar el orgullo que sentimos por alguien en pura decepción o desprecio. Puede embellecer a una persona cuando empiezas a entender su historia.

 Muchos de los objetos que más preciamos, no se mantienen en nuestro poder simplemente por el valor tangible que tienen, sino mas bien por el valor simbólico o emocional que llevan. Si es un objeto que uno mismo ha hecho, el valor que adquiere se basa en el esfuerzo y el tiempo dedicado a crear tal objeto. Quizás también en la intención que teníamos al crearlo, quizás para quién estaba dirigido o muchas veces algo tan simple como la época en la que lo hicimos, a quién nos recuerda o cómo huele. Los seres humanos dependemos mucho de la historia de un objeto para definir el valor que le imprimimos a ella. Si el objeto fue un obsequio, ¿de quién fue? ¿cuándo lo recibiste? ¿perteneció a alguien más? ¿qué lograste con él? ¿porqué te lo dieron? Cada uno de estos factores influye de manera sustancial en el "precio mental" que asignamos al objeto. Podemos estar dispuestos a pagar una fortuna por una pieza y al enterarnos que no es el original, pasamos a estar totalmente desinteresados en ella. OJO, que podemos NO NOTAR la diferencia entre el original y la copia, pero ese pequeño detalle cambia totalmente nuestra percepción y nuestra reacción hacia la obra. Pensemos también en cómo la misma historia puede producir en diferentes personas, reacciones totalmente antagónicas o simplemente diferentes. Cómo una historia puede enternecer a algunos y espantar a otros. Cómo una historia logra cambiar (literalmente alterar la percepción) la manera en que ves el mundo y cómo el mundo cambia dependiendo la historia que contemos.

Durante muchos años, los seres humanos hemos vivido intercambiando opiniones, transmitiendo conocimientos, adaptando experiencias y analizando sucesos. Los seres humanos hemos vivido contando historias. ¿Pero qué tanta certeza de que esa historia es real es necesaria para tomarla como hecho? Muchas veces basta un solo chisme para destruir la reputación de una persona, por más que no haya sido comprobado.¿Qué tan incrédulos somos en realidad o que tan crédulos queremos ser? ¿No son los mismos PREJUICIOS historias que nosotros mismos inventamos (sin prueba alguna) antes de conocer a una persona?

Al parecer, nuestra capacidad para ser engañados y engañarnos a nosotros mismos es tan frágil en algunos momentos cómo tan sólida en otros. ¿Qué tan delgado es ese margen? Nadie lo sabe.

¿Con qué facilidad aceptamos un acto de magia y hasta qué punto en realidad queremos conocer el truco? ¿Con qué rapidez negamos las faltas de nuestros compañeros y con qué empeño nos protegemos a nosotros mismos de las infidelidades de nuestras parejas? Es interesante como creamos historias nosotros mismos para evitar el dolor de una verdad o aumentar el placer de un momento. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Pero también es asombroso cómo exageramos nuestras propias historias para recordarlas más felices, o quizás simplemente para recordarlas. El poder de una historia muchas veces eclipsa hasta nuestra propia lógica, desinhibe nuestros más profundos deseos o desencadena nuestros más oscuros miedos. Sin embargo, ¿podemos definir hasta que punto controlamos nosotros las historias y hasta qué punto ellas nos controlan? ¿Cuántas de las memorias que guardamos son en realidad memorias nuestras y cuántas son reconstrucciones de historias que hemos escuchado demasiadas veces, hasta llegar al punto de pensar que ya son nuestras?

Si miramos alrededor nuestro, encontramos que todo lo que nos rodea grita una historia. ¿No es acaso el nombre impreso de la marca (sobre un producto) un recordatorio de la trayectoria (prestigio adquirido) de una empresa?. ¿Es lo mismo tener zapatillas NIKE que tener zapatillas NAIK o inclusive un par de zapatillas sin marca (siendo los tres pares exactamente iguales en calidad)? ¿Valen más que las sandalias que usé en mi primer beso?  Muchas veces es la marca del producto la que cuenta una historia y no el producto en sí. ¿Qué garantía en REALIDAD tenemos que un nombre proporciona mayor calidad que otro? ¿Somos especialistas en materiales, acabados o calidades? Muchas veces no, pero así de frágil es nuestra mente a las historias tácitas que nos vende la publicidad.

Imagínense que hermoso podría ser el mundo si simplemente nos auto convenciéramos de ello.  Qué tan bien uno se puede ver en el espejo si enfoca su propia historia desde sus logros y no desde sus fracasos y lo confidentes que nos sentimos cuando nos CUENTAN que la persona que amamos también nos ama. ¿El poder que tiene una historia sobre nosotros está mas allá de nuestro control?

Piensan algunos que las historias siempre vienen del pasado, que se basan en hechos o circunstancias ocurridas y se van acumulando hasta llegar al momento en el que nos encontramos ahora. Pero si les mostrara un objeto y les digo que recién va a ser lanzado al mercado en dos años y solamente ustedes lo tienen, ¿no aumentaría dramáticamente el valor que ustedes le otorgan? AL enterarse de los secretos oscuros de tu ex pareja ¿Aquél obsequio que tanto guardábamos, seguirá teniendo el mismo valor?

En el campo del diseño de productos encontramos que la historia del producto es llamado CONCEPTO. En la literatura y en las artes se llama MENSAJE, en el deporte es ESFUERZO, en la comida el PORVENIR, en la estética es la SENSACIÓN, en el branding es la TRAYECTORIA y finalmente en la vida se le llaman DESICIONES. Cada uno de estos factores es capaz de incrementar o depreciar el valor que le asignamos a algo/alguien. ¿Un objeto diseñado para salvar el medio ambiente tendrá el mismo valor que uno que fue diseñado para destruirlo? ¿Una novela o una obra que degrada los valores humanos y otra que los reafirma, tendrá el mismo valor? ¿Un deportista que trabajó toda su vida por entrar a un equipo vs uno que entro por nacer en cuna de oro (al margen del talento), compartirán el mismo respeto (no económico)? ¿Kosher vs McDonalds? ¿Una escultura que me recuerda a la muerte de mis padres tendrá el mismo valor que una que me recuerda el nacimiento de mi hijo? ¿Cuánto más estás dispuesto a pagar por una botella de Evian sobre una de Agua Cielo? ¿Y si la botella de Agua cielo fue bendecida por el Papa? ¿Qué tanta admiración le tendrás a tu artista favorito luego que te enteres que le pega a su mujer? ¿Qué tanto respeto te tienes a ti mismo luego de haber traicionado a un amigo?

La originalidad, la personalización y la unicidad, son en realidad PROMESAS de que aquella historia que no puede ser replicada por otras personas. ¿Entonces qué pasa cuando encuentras que algo que prometía ser único y extraordinario se convierte en común y ordinario? Mientras que para algunos ese objeto puede perder el valor inmediatamente, otros tratarán de crear una historia alrededor de ese ALGO para aferrarse al valor que tiene ese objeto para ellos. Regresan en el tiempo del objeto para insertar en ellos (en el presente) características para aumentar su valor futuro. Estamos entonces hablando de una historia orgánica y no lineal, que no tiene principio ni final. Y es que la historia de algo o alguien, nunca empezó ni acabará.

Estamos rodeados de historias silenciosas que trastornan nuestra manera de ver el mundo y a las personas que nos rodean. Somos nosotros los únicos responsables de elegir en qué creer y en qué no. Son estas las decisiones que tejen no solo nuestra propia historia, sino la manera que las otras personas nos ven y nos respetan.

Somos historia creando historias, somos quien nos decimos que somos y quien queramos ser.
Sé la persona que te gustaría ser, cuenta tu propia historia y no dejes que otros la cuenten por ti.


¿Cuál es la historia detrás de TU historia? 

martes, 17 de mayo de 2011

InformACCIÓN

Hoy en día estamos rodeados de información, nuestra inteligencia se ha extendido y hoy estar desinformado no es culpa de nadie más que de uno mismo. Dicen que ya no necesitas dinero para ser culto, que Taringa, Wikipedia y los e-books son el futuro de nuestra generación.

Pero pongámonos a pensar un poco en como consumimos esta información.

Muchos de nosotros cuando entramos a una tienda en busca de un producto tenemos que balancear la calidad del producto con la cantidad de dinero que disponemos. Solo aquellos con dinero consiguen los mejores diseños, los mejores materiales, la última tecnología y los productos más bellos. Los demás, tenemos que contentarnos con productos que no delaten el precio que invertimos en ellos o que esbocen una intención cercana a las funciones que soñábamos tener. Imagínense... ¿qué pasaría si a cambio de los mejores productos no nos pidiesen dinero, sino tiempo?

Con la democratización de la información, eso es lo que ha sucedido.

La información ahora se organiza según la accesibilidad, según que tan grande y llamativo se ve en tu pantalla y según que tantas veces salta sobre ti y te embiste. Hay noticias muy llamativas, de fácil acceso y que nos piden nada más que cinco minutos de nuestro tiempo y atención. Nos resumen documentos y libros enteros en PPT's, transforman aquellas palabras que no conocemos en sinónimos amigables y de fácil comprensión, nos encandilan con palabras jóvenes y presentan argumentos que fácilmente podemos repetir a nuestros amigos para sentir que somos ahora más cultos.

Ya buscamos conocimiento, compramos información y vendemos nuestro tiempo para conseguirla.

La pregunta es: ¿Cuánto vale nuestro tiempo? ¿Cuánto estamos pidiendo a cambio de esta información? Exigimos información al instante, de fácil acceso y comprimida en el tamaño de un articulo corto, o hasta a veces de un tweet. ¿Pero cuándo fue que dejamos de pedir calidad, objetividad, formalidad y estilo?

El internet es tan libre como subjetivo, es tan grande como incompleto y es tan variado como peligroso.

Mi intención con este post, no es el de cambiar los medios de comunicación ni su enfoque hacia el lector, no pretendo desprestigiar los grandes avances tecnológicos que la democratización de este gran recurso ha logrado, ni me he propuesto criticar a aquellos que usan este medio como una fuente inagotable de recursos valiosos. Sería hipócrita.

Mi intención es recordarle al lector, al usuario, al que vende su tiempo, que si uno se acostumbra a ingerir comida licuada, cuando encuentre un arroz en su papilla lo escupirá por naturaleza. Aconsejarle que no compre el primer producto que vea, solo porque es gratis. Que no regale su tiempo a aquellos que no están dispuestos a pagar con calidad, certeza y objetividad.

Muchos de los conocimientos que el ser humano ha adquirido, no son los que buscó en un principio, son cosas que aprendió en el camino, obstáculos que tuvo que resolver para seguir adelante. Pero hoy todo esta tan "ahí nomas" a un "click" de distancia, que ya no te puedes perder en una fascinante historia que no pensaste encontrar, es difícil encontrar un momento de catarsis en un texto ininterrumpido o terminar de leer, suspirar y pensar por horas solamente en lo que acabas de leer. ¿Sabes por qué? 

Porque en internet no hay inicio ni final, en internet todo pasa al mismo tiempo. Ya no hay tiempo para uno mismo porque hay que tener tiempo para todos los demás.

¿Cuándo fue la última vez que para expresar algo que tú sentías, no reciclaste la frase de otra persona o citaste un artículo, sino usaste tus propias palabras? ¿Cuándo fue la última vez que te reíste en voz alta cuando pusiste un JAJAJA? ¿Cuándo fue la última vez que en serio levantaste tu pulgar y le dijiste a alguien que conoces: ME GUSTA? ¿Cuándo fue la última vez que tu Blackberry o Iphone no te distrajo de una conversación?

El internet es una herramienta increíble, es una puerta abierta a un mundo fascinante, de eso no hay duda, pero no cierres la puerta detrás tuyo. No hay que perder esa curiosidad, esa capacidad de asombrarse, esa inocencia y esa lucidez. Hay que ser crítico, ser analítico, ser educado, ser valiente, ser real. Contar con toda la información a tu disposición no significa estar informado, estar informado no significa tener una opinión y opinar no significa estar en lo correcto.

Yo entiendo que en el mundo de hoy todo sucede a mil por hora, que perder 5 minutos en Facebook, es perderte la noticia que durará una semana. ¿Pero hace cuánto tiempo que no tienes un chat contigo mismo? ¿Hace cuánto que no tomas una pausa nescafé y miras 360 grados para ver a dónde vas y de dónde vienes? La última vez que viajaste... ¿no te sentiste más ligero?

A veces desconectarse es estar conectado. Muchas veces cerrar los ojos, es ver mejor y a veces el "click" más importante solo surge dentro tu cabeza, o de tu corazón.